Por cada alborada nacen sentimientos a nuestro alrededor
Desconocidos… fatalistas… enajenados… simplemente inocentes
Dicen que el amor quema cuando lo sientes calando en tu interior
Y que arde en cándido placer cuando se consuma en una cama con aroma a rosas… y miel
Nos enseñan que el amar es una razón para enloquecer
Que transforma nuestras vidas en una ambrosía deliciosa… voluptuosa y dulce… llena de placer
¿Sera el destino tan vanidoso? O, ¿son mis deseos los inescrupulosos?
¿El destino cambiara la simplicidad de una persona haciéndola volar como golondrina en la inmensidad?
Brindo por el día en que llegue a besarte por primera vez donde las vírgenes desmayadas florecen
Donde rincones de noches ardientes y astros dementes callen al son de mi amor
Quiero sentir mi corazón batir sus alas con la fuerza de miles de tormentas
Mirar el cielo bajo mis pies… sentir deseosos besos desfallecer en mi piel
¿El viento dejara de ser tan frio cuando el primer fuego silencioso perturbe en mi vientre?
¿Estará la vida llena de los tonos claros de una aurora floreciente y enamorada?
Sin buscarlo tal vez encuentre a un hombre convertido en un halo de luz envuelto en seda
Y que la mitad de cielo en sus manos apague extasiado el dolor que me ilumina
No quiero ser más lánguida… ni fría… ni febril… ni vacía
Quiero ser luna que brilla como diamante único en horizonte obscuro
Bendito sean los caminos que me alejaran de las puertas del abandono
Y que hagan de mí un fuego inextinguible que deslumbra como el sabor de un divino vino
Quizás dejarme manejar por el caprichoso destino llegue a enloquecerme
Tal vez ser agua fluyendo en un torrente caudaloso haga de mi sangre ¿rubíes?
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